gymsmile para Gabriela

Gaby fue una bebé planeada, esperada con mucho amor, fruto de un embarazo completamente sano. Sin embargo, su llegada al mundo estuvo marcada por una negligencia médica. El expulsivo se prolongó de forma innecesaria, lo que provocó un paro que obligó a los médicos a reanimarla de urgencia. Gaby estuvo intubada durante 12 días y pasó cerca de dos meses en la UCI. A raíz de esa hipoxia perinatal severa, su desarrollo neurológico se vio afectado. Con el tiempo fue diagnosticada con parálisis cerebral espástica, además de quedar con baja visión, dificultades auditivas y dependencia total de la alimentación por gastrostomía. El camino ha sido muy difícil. Ser madre de un hijo con una condición tan compleja es enfrentarse todos los días a barreras administrativas, a luchas por autorizaciones médicas, controles o ayudas técnicas. Cada apoyo necesario se vuelve una batalla legal. Muchas veces se escucha que “está muy pequeña para necesitarlo”, cuando en realidad son procesos engorrosos y decisiones presupuestales que no consideran la urgencia de nuestros niños. Para el sistema, Gaby es un paciente de alto costo. Para su mamá, es su única hija, y lo más importante en su vida